Versos que nadie lee

Versos que nadie lee,
dolor que nadie siente.

Vuelves a mí en la madrugada,
entre efluvios del peor alcohol,
culos enfundados en leggings,
y el asqueroso sabor del Marlboro.

Borracho o no, siempre vuelves,
y creo verte en la morena del fondo del bar,
o en la chica del vestido blanco que vuelve sola a casa.

Y quiero que aparezcas de verdad,
que te materialices;
aunque esa idea me aterre,
pues sé que irrumpiré en lágrimas una vez más,
y no sabré que decirte,
y sudaré de nervios como aquel primer día.

Ha pasado el tiempo y aquí estoy,
preguntándome,
por qué el prospecto no avisaba que esto iba a ser tan jodido.

Alpinista en el llano

Vivo instalado en el desánimo una tarde más: Yo no subí al Adi ni hice ninguna de esas cosas que debería haber hecho. Ha pasado el tren sin avisar y, aunque lento, no lo he cogido.

Pude, por suerte, vomitar aquellas letras de antaño (cuando todo era igual de jodido, pero, al menos, era nuevo).

"Yo me quedé con su olor,
ella me arrancó la piel,
me dijo justo al final:
no quiero volverte a ver"

I just wanna be your dog

Podría balbucear que te sigo queriendo y toda esa puta mierda.

Sería, en todo caso, una verdad a medias.

Lo único seguro, a día de hoy, es que me emborracho en cuanto tengo ocasión y que he sacado unas cuantas conclusiones de todo lo acontecido (valga hoy mismo como ejemplo).

Suelo pensar en el pasado adornándolo en exceso, aunque supongo que a todo el mundo le pasa.